El fogonero

Carta con motivo de la muerte de Germán Arciniegas

Bogotá, 10 de diciembre de 1999

Señoras
Gabriela y Aurora Arciniegas, hijas, y Gabriela Santa, nieta de Germán Arciniegas.

Apreciadas señoras:

La muerte del Maestro Germán Arciniegas, cuya prolífica existencia frisaba ya el siglo, se constituye en una gran pérdida para toda América, el continente que fuera su gran pasión.
Es bien sabido que el acierto en las formulaciones para el desarrollo de los pueblos depende en buena medida de la comprensión de los hechos que forjaron su historia. El futuro de los países americanos, y en especial el de Colombia, se encuentra estrechamente ligado al discurrir los acontecimientos que hicieron parte del descubrimiento del Nuevo Mundo, su colonización y posterior independencia, así como a la forma en que se entronizaron las ciencias y las artes en el vasto territorio americano. En este sentido, los 60 libros y los miles de artículos que durante 80 años escribiera el Maestro Arciniegas, conforman uno de los aportes más invaluables que se le pueda dejar a nuestra querida patria y a esta gran parte del planeta.
Guiados por su ágil y amena pluma buscamos con Colón el “Levante por el Poniente”, participamos con El caballero de El Dorado en la conquista; encontramos en las nuevas tierras la emancipación, al igual que lo hicieran los peregrinos provenientes de Europa; estuvimos presentes en la colonización y supimos valorar la importancia de Copérnico y Galileo, de Humboldt, Linneo y Mutis, y en fin, de los cientos de prohombres que forjaron en todos los campos del saber este Nuevo Mundo, de la misma manera que comprendimos la inmensa contribución que, a su vez, se hizo desde aquí al orbe entero.
Aprendimos con Los comuneros que sin la participación del pueblo no se daría la independencia; participamos en la gesta libertadora y conocimos, en forma por demás amena, los sueños, las grandezas y las debilidades de nuestros máximos héroes Bolívar y Santander.
Consciente, pues, del profundo significado que encierra esta enorme obra, Francisco Mosquera, fundador y dirigente máximo del MOIR, al conocer el hecho bochornoso por el cual César Gaviria le quitaba a Germán Arciniegas la responsabilidad de dirigir la Comisión Colombiana para la Conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América, y nombrar en su reemplazo a la señora Ana Milena de Gaviria, se pronunció a favor del Maestro y condenó tan inusitado atropello. En dicha carta de respaldo, Mosquera precisa las dos ideas vitales que bullen en el trabajo del Maestro: que las nuevas tierras se convirtieron en el único escape de los zaheridos del Viejo Mundo y que aquí actuaron en forma magistral las muchedumbres y los sentimientos más diversos.
Sirvan estas pocas líneas para reiterar el aprecio que sentimos por la gran obra de Germán Arciniegas y para hacerles llegar a Ustedes nuestras más sinceras condolencias ante la desaparición del gran historiador.

Atentamente,
COMITÉ POR LA DEFENSA DEL PENSAMIENTO FRANCISCO MOSQUERA

Ramiro Rojas, Secretario General

Bogotá, agosto 1 de 1999