Editorial
Debemos persistir en nuestra tarea
Todo parece indicar que la campaña electoral que se apresta a vivir
Colombia para elegir al presidente de la república y a los integrantes
del Congreso, para el período comprendido entre 2002 y 2006, se realizará
mientras el país continúa sufriendo las mismas angustias de
finales del siglo anterior. Se han agudizado los problemas que crea la privatización
de la salud, de la educación y de las empresas que prestan los servicios
de energía eléctrica, gas, agua y comunicaciones. Las enfermedades
y las epidemias amenazan gravemente a las familias. La violencia llega a extremos
inimaginables y las conversaciones de paz siguen por el mismo camino, el de
dilatarse indefinidamente mientras los insurgentes, tanto de extrema derecha
como de izquierda se expanden y arrecian la extorsión, el chantaje,
el secuestro y los asesinatos. El gobierno, mientras tanto, consolida la apertura
y, con el apoyo de Serpa y del liberalismo, saca sin grandes problemas las
reformas impuestas por el Fondo Monetario Internacional. Y como si todo esto
fuera poco, existe algo aún más grave, el avance de la desintegración
del país.
En diferentes oportunidades nos hemos pronunciado contra el terrorismo como
método para dirimir cualquier controversia en las actividades políticas,
gremiales o sindicales, por considerarlo completamente ajeno a una concepción
auténticamente revolucionaria. Asimismo, alertamos a la nación
ante el peligro de “balcanizar” a Colombia, de despedazarla, pero
no sólo en cuanto tiene que ver con la unidad territorial sino también
en cuanto a que el Estado ceda funciones que son propias a su desempeño
como poder central. Desgraciadamente, esta calamidad avanza, lenta pero firmemente,
tal como lo ha venido denunciando desde hace tiempo la Fiscalía y recientemente
el periódico El Tiempo. En el editorial del 13 de mayo, donde
habla de “Estados dentro del Estado”, advierte sobre el desvertebramiento
de la nación, y afirma que esto “es ahora una dura realidad
sobre la cual acaba de llamar la atención nacional el Defensor del
Pueblo, Eduardo Cifuentes Muñoz, en términos que deben ser objeto
de una seria reflexión para el Gobierno y la sociedad.”
Pero lo que realmente preocupa es que desde las mismas esferas gubernamentales
se venga impulsando esta tendencia. Dos días antes, por los canales
de la televisión, el ministro del Trabajo insistía en la necesidad
de regionalizar a Colombia, de constituir estados al estilo de Brasil, con
autonomía inclusive para adelantar conversaciones de paz.
De la misma manera nos hemos referido al mal que produjo y continúa
produciendo la política imperialista de la apertura, y asimismo
hemos alertado sobre las vacilaciones de las camarillas que se han empotrado
en la dirección de las centrales obreras, lo que ha facilitado la recolonización
económica y, por lo tanto, se han constituido en coadyuvantes de la
gran crisis que vive nuestra patria. Problemas de tanta trascendencia para
el pueblo, como la educación y la salud, y que en la actualidad tienden
a ahondarse mucho más con la aprobación del acto legislativo
de las transferencias, así como con la reestructuración del
Instituto de Seguros Sociales, exigen la suficiente claridad para poder enfrentarlos.
26 millones de pobres y un desempleo que bordea el cincuenta por ciento de
la masa trabajadora no son cifras para pasar por alto como simples índices
estadísticos; la arremetida contra las organizaciones de los obreros
y la pérdida de la mayoría de las reivindicaciones salariales
y laborales; las altas exacciones ya por medio de impuestos o como aumentos
de tarifas de los servicios públicos, y un abandono total en el campo
de la seguridad social, es todo lo que se le ofrece a las masas trabajadoras
colombianas.
Conscientes de que en política se debe partir de los hechos, acomodar
nuestros pensamientos y conceptos a la realidad que se vive y no al contrario,
y que por adversa que sea la situación, no podemos menos de poner todas
nuestras energías al servicio del pueblo, continuamos en la brega por
desbrozar el camino que salve a Colombia. De ahí nuestro afán
por estos señalamientos respecto a las actividades sindicales, al problema
de la salud y al de la educación con todo lo que se gesta a su alrededor,
teniendo siempre como mira central la firme intención de persistir
en la construcción del Partido del proletariado por el que tanto luchó
Francisco Mosquera.
Ramiro Rojas
Secretario General
Comité por la Defensa del Pensamiento Francisco Mosquera