Francis Wheen en Bogotá
Un Cálido y entusiasta libro sobre Marx
Francis Wheen, autor de la reciente biografía
Carl Marx, vino a la pasada Feria del Libro de Bogotá. Wheen dictó
una charla tan vibrante como su escrito. De pie sobre el atril, que el mismo
cargó y ubicó, el periodista inglés contó cómo
en un principio sus amigos sintieron pena por él cuando les dijo que
se proponía escribir una biografía de Marx “¿Por
qué –se preguntaban– querría nadie escribir (y menos
leer) sobre una figura tan desacreditada, irrelevante y pasada de moda? Yo
proseguí sin hacerles caso, y, sorprendentemente, cuanto más
estudiaba a Marx, más actual me parecía”.
Esta biografía sobre el ideólogo de los proletarios ha sido
escrita por un hombre de mente fresca y abierta, y rebosa entusiasmo y sorpresa.
Wheen es un estudioso de la literatura y un reconocido escritor satírico.
En 1997, por ejemplo, ganó el premio al Mejor Columnista del Reino
Unido.
Wheen enfatizó en su charla que la obra de Marx no sólo no ha
perdido vigencia, en un mundo en el que avanzan los monopolios mundiales,
la corrupción política, la desigualdad y la alienación,
sino que su talla como pensador y escritor se acrecienta en una época
en la que formas y estilos se han envilecido. Estudioso de Esquilo y Shakespeare,
de Diderot y Goehte, Marx ha sido considerado un escritor prodigioso. El crítico
literario Edmund Wilson lo alabó como el “mayor satírico
desde Swift”. Por ello Wheen propuso leer también El capital
como una obra de imaginación. “Al igual que Tristram Shandy,
El capital está lleno de sistemas y de silogismos, paradojas y metafísica,
teorías e hipótesis, explicaciones abstrusas y bromas ingeniosas”.
No en vano, la prestigiosa revista New Yorker –citó
Wheen– proclamó a Marx como “el gran pensador del futuro”.
“Cuanto más tiempo paso en Wall Street, más me convenzo
de que Marx estaba en lo cierto”, declaró un rico banquero a
esa revista. “Estoy absolutamente convencido de que el método
de Marx es el mejor para estudiar el capitalismo”.
Al final de la conferencia, un centenar de asistentes estaban plenos de la
enjundia y el humor que Wheen les había contagiado.