El fogonero

Oyendo a sus seguidores, he encontrado algunos elementos que quisiera compartir con ustedes. Me parece que precisamente porque no lo conocí y no fui parte de sus seguidores durante su período activo, en la vida del país puede tener algún mérito. Me sorprendió al leer y releer su trabajo, cosa que vengo haciendo desde hace algún tiempo, su personalidad. Pero la característica más valiosa para mí, y me imagino que muchos la compartirán, es que Mosquera no fue arribista. Y es que el arribismo es una de las características típicas de esta sociedad. Y comparando el caso con la situación chilena yo he tratado de entender este arribismo que impide que líderes nuestros que nacen y que se ubican en cierta clase social cuando ascienden se diluyen.
Lo que más me ha impresionado de la lectura, de lo que dijo, de las ideas, de los análisis de Mosquera, es que no se dejó impregnar de esta seducción de los halagos de la élite que captura a muchos de estos liderazgos. Se mantuvo fiel a su clase social como obrero, y demostró que permaneciendo en esta clase podía ser culto, brillante y dirigente político. Me encantaría que se rescatara eso en esta sociedad donde, repito es una sociedad llena de arribismo. Probablemente pagó un precio muy alto por el atrevimiento de no ser arribista. Pero creo que en la historia eso le va a dar un lugar muy prominente.
El segundo elemento que me sorprendió y que quisiera rescatar es que Mosquera creó una escuela, algo muy difícil en este país. Hacer escuela en cualquier área es muy complicado. Y yo he pensado en dos ejemplos de escuela, Alvaro López Toro, el científico social más importante de los últimos años en Colombia, tal vez uno de los mejores demógrafos de América Latina. Tuve el privilegio de ser su alumna. Y no pudo hacer una escuela de demógrafos, y como la demografía no implicaba poder murió en circunstancias muy trágicas, por incomprendido. Creo que a él lo mató la incomprensión y sus seguidores se volvieron hasta ministros de hacienda y abandonaron la demografía. Y hoy es una de las grandes falencias de este país.
El otro caso es el de Rodrigo Botero. Tiene el gran mérito de que creó una escuela económica que, para bien y probablemente muchos creerán que para mal, ha formado los economistas de los últimos 15 a 20 años en posiciones públicas. Pero fíjense que Rodrigo no pudo manejar el éxito de su escuela. De alguna manera se desprendió de ese proceso. Mosquera logró hacer una escuela, una con características muy particulares porque vinculó un sector y una élite que no era la normal en este momento con la cual él podía relacionarse. Armó una escuela de tal manera y de tal fuerza que aunque no ha logrado el poder político que él hubiera querido, de pronto sus ideas permiten que eso que él llamó como la expresión de su movimiento, de dejar una constancia histórica, de pronto no, de pronto puede llegar a producir una transformación importante a través de esa escuela que, de una manera u otra, puede generar dinámicas como la que hoy estamos viviendo.
En tercer lugar quiero hacer unas referencias a sus ideas. Que ideas me han parecido atractivas y novedosas. La primera, su definición del neocolonialismo, para referirse a eso que a él realmente lo conmovía, y era la relación con los Estados Unidos. Yo no he visto una aproximación tan ingeniosa y tan inteligente. De cómo Estados Unidos se las ha arreglado para volvernos colonia dentro de un esquema democrático. Pienso que si yo hubiera tenido esto tan claro, hubiera podido reaccionar más fuerte frente a un reciente discurso del embajador de Estados Unidos, en el seminario sobre Wall Street, en que después de que habló, al principio y en la mitad de su conferencia y cuando terminó, yo pensaba le pondría como título a su discurso: “qué juiciosa que es Colombia como colonia de Estados Unidos”. Y no se lo dije porque me matan. Estaba en medio del círculo financiero. Esta interpretación que él dio es supremamente lúcida e interesante, cómo volvernos colonia siendo aparentemente una democracia.
La otra idea que me fascina y que me parece que es absolutamente pertinente para lo que está pasando, es su referencia a la traición que sufrieron los empresarios con la apertura y que no se dieron cuenta. Y me parece absolutamente pertinente porque los empresarios están a punto de una segunda traición, que es el TLC. Y no se van a dar cuenta.
El tercero, su manejo de la historia que, en un país donde se desprecia la historia, y en un momento en que la economía vuelve a reivindicarse buscando la historia como punto de referencia, me parece que es un espacio en el cual las ideas de Mosquera van a tener una amplia repercusión.
Y por ultimo, quiero referirme al tema de la mujer sobre el cual sí tengo críticas. Me perdonan, pero yo creo que era un machista con sensibilidad. Creo que su preocupación por las mujeres, y me leí muy juiciosa la “mesa redonda de las mujeres”, nace más de la injusticia que del convencimiento sobre la igualdad de género.
Antes de entrar a una reflexión final quisiera decir que realmente siento que como lo han dicho todos siempre, que su muerte fue prematura y que se perdió mucho, pero no sé si es porque yo tengo la fe de que el país está llegando a un punto donde va a tener que replantearse. No sé si es por eso que creo que llegó el momento de canalizar estas ideas y de utilizar este pensamiento que me parece absolutamente pertinente para el momento que vivimos Creo que en aras de evadir la responsabilidad de lo que hoy está sucediendo en Colombia, en donde se agota la economía, en donde de la situación social pasamos a una crisis comunitaria, donde la situación de la paz está pasando por una legitimidad del paramilitarismo, donde las relaciones con Estados Unidos se complican, donde la posición en el mundo global también se complica, en aras de no reconocer su fracaso la élite de este país, ha bajado sus estándares. Ahora andan felices con un cuatro por ciento de crecimiento que ha sido el crecimiento histórico con el cual no haremos nada. Y es igual a pib potencial lo cual quiere decir que de ahí con lo que estamos no vamos a ninguna parte. Y con todos los otros indicadores. Creo que se está agotando el modelo y sinceramente pienso que Colombia va encontrar el camino de replantear el debate. Y probablemente con un lenguaje distinto, con un lenguaje adecuado de lo que es hoy la vida, vamos a encontrar en Francisco Mosquera muchas lecciones pertinentes. Pero en lo único de lo que él ha dicho, en donde yo si veo un cambio, es en la situación de la mujer. En todo lo demás creo que uno puede básicamente trasladar los análisis que él hizo y ponerlos hoy en día y muchos de ellos podrían ser aún más dramáticos de lo que fueron en su momento y yo no soy una pesimista. El país esta llegando a un momento en que va a tener que replantearse el modelo de sociedad, como de replantearse el modelo económico y sin duda el modelo político y el modelo de relaciones internacionales.
En lo único que sí veo un cambio es en la situación de la mujer con respecto a lo que Mosquera dijo. Es impresionante porque cuando uno lo lee y como le digo yo siento que lo hace con una sensibilidad muy grande sobre las injusticias y uno ve como se percibía la mujer por una analista claro como el se da uno cuenta que lo que ha pasado en este país en los últimos 20 años es una revolución. Realmente esta posición subordinada a la que se le quería ayudar ha cambiado radicalmente y ahora los que necesitan ayuda son los hombres. Muchas gracias.


 
 
Bogotá, agosto 1 de 2004
bg

Intervención de Cecilia López

En primer, lugar mil gracias por la invitación. Realmente considero un honor poder compartir con ustedes algunas reflexiones alrededor de la figura de Francisco Mosquera. Lo primero que tengo que decir es que no lo conocí. Y tal vez si lo hubiera conocido en los años setentas o los años ochentas, cuando estaba él en el apogeo de su creatividad, no lo hubiera entendido. Porque creo que he sido parte de lo que él llamaba muy duramente la Panda de los Andes. Pero tal vez más grave que no haberlo conocido es que no supe de su existencia hasta que no conocí a sus seguidores. Y esto me ha impresionado. Porque es un reflejo de lo que es este país, una sociedad totalmente excluyente, donde distintos sectores no conviven, no comparten, donde una figura como la de Francisco y sus ideas no logran penetrar ciertos círculos que, además, son círculos que han tenido poder.