El fogonero

Intervención de Alberto Zalamea

en el Encuentro Nacional Frente Popular-MOIR

Muy estimado compañero Francisco Mosquera, Secretario General del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario MOIR.

Muy estimado César Pardo, dirigente de la Juventud Patriótica;

Estimados dirigentes del Frente de Intelectuales Revolucionarios y del Frente de los Trabajadores del Arte;

Muy estimado compañero Manuel Ciro Arias, Presidente del Directorio de Bogotá y Cundinamarca del Frente Popular Colombiano;

Compañeros del Frente Popular Colombiano;

Distinguidos invitados especiales;

Compañeros revolucionarios;

Permítanme dirigirles mis saludos fraternales más calurosos.

Esta tarde nos hemos reunido para iniciar el Primer Encuentro Nacional del Frente Popular-moir, y creo que al entrar a este recinto, a todos nos ha embargado idéntica emoción; la de sabernos entre hermanos, conscientes de nuestra propia responsabilidad como militantes revolucionarios. Pero esta emoción se acrecienta al comprobar, con la calidad y el número de los delegados, el poder y la fuerza de nuestras organizaciones, unificadas ahora con un solo objetivo concreto; luchar activa y permanentemente por la liberación del país del yugo del imperialismo norteamericano y construir las condiciones que permitan el desarrollo del proceso histórico colombiano hacia una nueva democracia en marcha al socialismo. (grandes aplausos)

Este encuentro, este fervor, este entusiasmo, que a todos nos anima, este resultado de un trabajo consciente y tenaz del Frente Popular Colombiano y del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, nos están probando que quienes asumimos la responsabilidad de unificar nuestras fuerzas para presentarle al país una auténtica alternativa política revolucionaria, acertamos en la interpretación del momento histórico y, al lanzarnos a una campaña de politización de las amplias masas populares, aplicamos correctamente los principios que conforman nuestras plataformas ideológicas. (aplausos)

Por eso están aquí todos los sectores directamente interesados en la Revolución Colombiana; por eso hasta aquí han llegado los más esclarecidos elementos de la clase obrera, vanguardia indiscutible de esa Revolución (ovación), por eso está aquí, vigilante, denodada y activa, la Juventud Patriótica (ovación); por eso nos acompañan en la construcción de esta política los intelectuales revolucionarios y los trabajadores del arte (grandes aplausos); por eso, campesinos, llegados desde los más remotos confines de la patria, están aquí (aclamaciones), diciéndonos con su presencia que la alianza FRENTE POPULAR-MOIR constituye un hecho histórico de singular importancia en su lucha por la tierra para quien la trabaja (ovación); por eso hasta aquí han venido representantes de todas las vertientes revolucionarias del país, deseosas de integrarse a este proceso; por eso, en fin, todos los demás grupos y partidos siguen con inusitado interés el desarrollo de nuestras deliberaciones.

Pero en esta tarde memorable faltan aquí varios de los nuestros, Marcelo Torres, Alvaro Rodríguez, Alejandro Manzoli, Germán Patiño, dirigentes de la Juventud Patriótica y del MOIR, quienes se encuentran detenidos desde hace 48 horas en Barranquilla, sin razón legal alguna, sin explicación, sin justificación. El Gobierno, simplemente, ha impedido que nuestros compañeros lleguen hasta aquí, tratando de atemorizar así a los militantes del Frente Popular-MOIR. Pero desde aquí, como representante de la Nación, como miembro de la jefatura nacional unificada de nuestros movimientos, le contesto al Gobierno, y sé que los interpreto a todos ustedes, le contestamos al Régimen, al sistema capitalista, que toda represión será inútil (ovación), que nada detendrá nuestro impulso, y que a esa represión sabremos responder revolucionariamente. Advertimos, entonces, perentoriamente al Gobierno que él y sólo él será el único responsable de todas las consecuencias que se deriven de los actos arbitrarios, antidemocráticos y represivos que está cometiendo, y de los que cometa, para perturbar el normal desarrollo de la campaña electoral. (grandes aplausos, ovación).

¿Qué somos, qué representamos, hacia dónde vamos, en qué contexto se enmarca nuestra alianza?

Analicemos compañeros, muy brevemente, en este informe que me permito presentarles, el terreno sobre el cual desplegamos nuestra actividad y el significado de nuestra unión.

La plataforma del Frente Popular

En abril de 1970, el FRENTE POPULAR COLOMBIANO se definía como un movimiento político revolucionario, socialista, con el objetivo de conquistar el poder para el pueblo, derrotando a la oligarquía y rescatando la dignidad e independencia de la Patria entregadas al imperialismo. EL FRENTE POPULAR COLOMBIANO combatía por constituirse en núcleo capaz de aglutinar a la vanguardia de la revolución, y como tal, según su plataforma, afirmaba que “será la verdadera oposición a la oligarquía y a su sistema de Gobierno neocolonial; se opondrá al atraso, la injusticia y la corrupción mantenidas por el sistema capitalista; luchará contra el imperialismo norteamericano en todas sus manifestaciones; procurará la solidaridad entre los hombres y las Naciones sometidos al subdesarrollo por el yugo colonial y la explotación feudal; organizará al pueblo y en él depositará su poder y su confianza; eludirá todo aventurerismo e irresponsabilidad, pero será capaz de actuar con la audacia y la energía que las condiciones exijan; será el frente de lucha contra el Sistema y no la oposición que le hace el juego al sistema; su meta final será la toma del poder por el pueblo para constituir la Nueva Sociedad Democrática Socialista de obreros, campesinos, estudiantes, empleados, intelectuales, pequeños y medianos empresarios y comerciantes, es decir de las clases populares de Colombia”. (grandes aplausos).

“EL FRENTE POPULAR COLOMBIANO -añadía la Plataforma utilizará todas las formas de lucha contra el sistema oligárquico y así, aunque aspira a representar en el futuro la voluntad mayoritaria del pueblo colombiano expresada democráticamente, tiene un compromiso mayor, cual es el de ser, en la práctica, la organización política del pueblo para la defensa de los intereses nacionales”.

Y concluía la Plataforma: “Si nuestro movimiento traiciona estos sagrados objetivos y se convierte en un simple aparato electorero, al estilo de los partidos de la oligarquía y de la ANAPO, no podrá aspirar a que la simpatía popular lo favorezca cada día con mayor entusiasmo como su auténtica organización de ataque y de defensa. En cambio, si resueltamente se pone a la cabeza de las reivindicaciones populares, librando la batalla diaria en favor del pueblo, indudablemente se convertirá en la alternativa nacional para la revolución colombiana. Esta es la grave responsabilidad de los cuadros y militantes del FRENTE POPULAR COLOMBIANO”. (aplausos prolongados).

Dos años después, estimados compañeros, podemos decir con orgullo de revolucionarios que hemos venido cumpliendo aquellos objetivos y que luchamos todos ardiente y consecuentemente por la construcción de una nueva fuerza política como la que hoy todos los aquí reunidos representamos. (ovación).

Las campañas del Frente Popular

¿Cómo enfrentamos aquellas responsabilidades? La Dirección Política del Frente Popular Colombiano las asumió altiva, valerosa y francamente.

Y su actividad se desplegó en cinco campos principales: La denuncia de la política represiva y antinacional del Gobierno; la labor de clarificación ideológica ante el caos reinante en el terreno intelectual; la defensa sistemática de los principios socialistas de la Revolución Mundial dirigida por el proletariado; la divulgación de las tesis revolucionarias entre la clase campesina; y el esfuerzo permanente por unificar fuerzas con los demás movimientos revolucionarios del país.

¿En qué hechos se concretó esta actividad?

En cinco campañas, tenaces y permanentes, que permitieron vigorizar y fortalecer nuestras fuerzas, templándolas en la lucha.

Denuncia de la política represiva

La primera de ellas, denuncia la política represiva y antinacional del Gobierno, se efectúo en dos planos: el parlamentario y el agitacional, a nivel de grandes masas populares. Correspondió así al Frente Popular Colombiano constituirse en vanguardia de la defensa de los derechos democráticos de la ciudadanía en la Cámara de Representantes y en los Consejos Municipales donde tiene representación, denunciando la farsa gubernamental de enero del 71 cuando se pretendió implicar a centenares de estudiantes en un complot policial; denunciando el proceso que el régimen quiso instaurar durante todo el transcurso de ese año a toda la juventud colombiana, a nuestra nueva generación, culpable de rebelarse contra la injusticia y la mentira de un sistema infamante; denunciando la parcialidad y la arbitrariedad del gobierno en centenares de casos, parte todos ellos del mismo proceso de violencia oficial contra los derechos democráticos del pueblo, en el cual se enmarca, para recordar algunos dramáticos ejemplos, la matanza oficial de estudiantes y trabajadores del 26 de febrero en Cali; la brutal y bárbara agresión contra los colonos de Silvania y Sesquilé organizada por la fuerza pública; la detención arbitraria de estudiantes y profesores de la Universidad Nacional; el arresto ilegal del máximo dirigente de la juventud universitaria de Colombia, nuestro compañero de la JUPA, Marcelo Torres. (grandes aplausos).

Hace un año, el 17 de febrero de 1971, al protestar ante el Ministro de Gobierno por algunos de aquellos atentados, el Frente Popular afirmaba en un telegrama: “No expresamos confianza alguna en que esta política de represión haya de cambiar porque infortunadamente usted está representando en ese ministerio al sector más regresivo del país. Simplemente dejamos una constancia más de la forma como la Constitución, la ley, la justicia y la voluntad popular son sistemáticamente burladas bajo su ministerio”.

En el mismo sentido, nos dirigíamos meses después al Ministro de Educación y al Alcalde de Bogotá protestando con energía “por la forma arbitraria -decíamos textualmente- como ha sido detenido y condenado a seis meses de prisión el líder universitario Marcelo Torres, cuyo único delito es el de representar la unánime aspiración de cambio por parte de los estudiantes y profesores de la Universidad Colombiana” y exhortábamos a aquellos dos funcionarios para que “intervengan en el sentido de revocar y suspender esa injusta detención y reintegrar en todos sus derechos de ciudadano y de patriota a Marcelo Torres, quien hoy simboliza la conciencia lúcida y noble de nuestra juventud”. (aclamaciones).

Esta primera campaña de denuncia de la represión oficial fue adelantada con tesón, desinterés y valor por nuestros cuadros y nuestra militancia. De ahí el regocijo del Frente Popular Colombiano al concertar con la Juventud Patriótica, al través del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, la histórica alianza que hoy estamos analizando y fortaleciendo. (ovación).

La clarificación ideológica

La segunda campaña, clarificación ideológica en el terreno político, se efectuó también en el doble plano parlamentario y de masas, con resultados igualmente satisfactorios. Varios debates en la Cámara de Representantes y en los Consejos Municipales sirvieron para presentar valiente y correctamente nuestras posiciones de principio ante los sectores oportunistas y las contracorrientes reaccionarias, especialmente en lo que respecta a las contradicciones en que se debate la camarilla dirigente de la Alianza Nacional Popular. (grandes aplausos)

La tierra para el que la trabaja

La divulgación de nuestras tesis sobre la necesidad de entregar la tierra al campesino que verdaderamente la trabaja, confiscar los latifundios de los grandes terratenientes, y estimular la productividad mediante la creación de granjas comunales, capacitadas técnicamente para la revolución agraria que el país requiere con urgencia, constituyó la tercera campaña dentro de la actividad del Frente Popular Colombiano en los años de 1970 y 1971, y se concretó en el apoyo directo y total a las invasiones campesinas que se realizaron en diversos lugares del país, especialmente en Cundinamarca, en los casos de Silvania y Sesquilé donde cuadros y militantes del Frente Popular Colombiano apoyaron la ofensiva campesina. (ovación).

Defensa de los principios socialistas

La defensa sistemática de los principios socialistas de la Revolución Mundial dirigida por la clase obrera, cuarta campaña desplegada por el Frente Popular Colombiano, se desarrolló a través de todos los frentes de trabajo con nuestra vinculación directa, responsable y principal. Casos concretos: el debate promovido y llevado adelante por el Frente Popular sobre la necesidad de nacionalizar nuestro petróleo y rescatar nuestras fuentes de materias primas del dominio imperialista norteamericano; el debate parlamentario en defensa de la República Popular y Democrática de Corea y del socialismo revolucionario (grandes aplausos); la presentación y defensa de la proposición por medio de la cual la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara exhortó al Gobierno a establecer relaciones diplomáticas, culturales u comerciales con la gloriosa República Popular China (ovación); la defensa oportuna y permanente del gobierno revolucionario de Cuba ante las agresiones reaccionarias, así como la divulgación de las realizaciones alcanzadas por nuestros hermanos cubanos bajo la dirección abnegada de Fidel Castro (grandes y prolongados aplausos); la reiteración de los principios de nuestra plataforma ante el Presidente Salvador Allende durante la entrevista que el mandatario chileno concedió a la dirección del Frente Popular y en la cual el 31 de agosto consignamos por escrito “nuestra profunda solidaridad con la lucha antiimperialista de todos los pueblos del hemisferio y por la construcción de una nueva sociedad latinoamericana, basada en los principios del socialismo”, y nuestra convicción de que “en este proceso revolucionario es indispensable el reforzamiento de la unidad de acción en defensa de Cuba, primer territorio libre de América injustamente bloqueado por la reacción internacional (ovación); pues sólo la conciencia común de nuestros comunes problemas puede conducir al desarrollo soberano de los pueblos del continente”. (aplausos).

La unificación de las fuerzas revolucionarias

La quinta y tal vez principal campaña del Frente Popular Colombiano, el esfuerzo permanente por unificar fuerzas con los movimientos auténticamente revolucionarios del país, acaba de dar sus primeros espléndidos frutos, gracias a la labor que en el mismo sentido ha venido realizando el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario. Estos resultados los comprobamos todos en este magnífico encuentro de compañeros. En este sentido, la dirección política del FRENTE POPULAR COLOMBIANO consideró desde 1970 que “correspondía a un gran frente popular, a un movimiento unitario, la labor de politizar a nuestro pueblo, son el objeto de llenar el gigantesco vacío que la dispersión de las fuerzas revolucionarias ha dejado entre el poder reaccionario y omnímodo del Gobierno y la decisión nacional de cambiar las caducas estructuras de nuestra sociedad”. Para constituir esa fuerza de vanguardia, el FRENTE POPULAR COLOMBIANO no ahorró esfuerzo alguno y promovió conversaciones con numerosos sectores de la izquierda. El 11 de febrero de 1971, por ejemplo, el FRENTE POPULAR COLOMBIANO hizo un llamamiento a todas las fuerzas revolucionarias del país y en él indicaba, entre otras cosas: “Toda la nueva generación ha despertado moralmente. La Universidad, sus estudiantes y profesores, sienten el imperativo del cambio y son hoy, aislados del resto del país por decreto gubernamental, la Nación del futuro. Ante esa generación, nuestra responsabilidad es inmensa. Hay que preparar un gran diálogo nacional en el que ella pueda encontrar prioridad y comprensión y al cual concurran todos los estamentos revolucionarios del país, con representación naturalmente de quienes se alzaron en armas contra un Sistema que no dejó otra salida para su esperanza y su amor a la Patria”. (ovación).

“Sin emulaciones innecesarias, sin envidias, sin mezquindades, los dirigentes revolucionarios tienen el deber de unificar esfuerzos. La única forma de romper el círculo de hierro en que se aprisiona al país explotado es la independencia política genuina. Vamos a luchar por ella en un gran frente antiimperialista”.

Y finalizábamos: “El espíritu de sublevación del pueblo colombiano no ha muerto, vive en los suburbios obreros y en los ranchos campesinos. Aunque haya sido engañado y frustrado muchas veces, ese pueblo y sus vanguardias avanzan en el conocimiento de la realidad política”. (grandes aplausos).

No nos equivocábamos: todos hemos avanzado en el conocimiento de esa realidad, y será gracias a ese conocimiento práctico que todos juntos daremos pasos gigantescos hacia la meta revolucionaria.

El 26 de julio del mismo año, al conmemorar el décimo octavo aniversario del asalto al cuartel Moncada, el Frente Popular Colombiano aprovechaba esta fecha, que primero conmemoraba una derrota heroica y es ahora símbolo de una victoria definitiva, (grandes aplausos), para presentar un plan mínimo de acción unitaria basado en tres reivindicaciones fundamentales: primero, nacionalización del petróleo; segundo, autonomía real de nuestra universidad y fortalecimiento de la Universidad Nacional, gobernada por estudiantes y profesores; y tercero, establecimiento de relaciones internacionales con todos los países del mundo. En esa oportunidad, el Frente Popular invitaba a todas las organizaciones, partidos y movimientos revolucionarios a sellar su unidad en torno a la lucha contra la oligarquía y el imperialismo. (grandes aplausos).

La plataforma Frente Popular-MOIR

Ante estos hechos no puede sorprender a nadie la fraternidad con que el FRENTE POPULAR COLOMBIANO y el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario MOIR, iniciaron y llevaron a buen término las conversaciones que concluyeron con la unificación de nuestras fuerzas respectivas en torno a la plataforma de lucha que nos hemos comprometido a defender, no solo en el transcurso de este debate electoral sino hasta el momento en que sus objetivos revolucionarios hayan sido totalmente alcanzados. (ovación).

Tampoco puede sorprender a nadie la facilidad con que llegamos a un acuerdo ideológico. Ya he analizado el desarrollo del Frente Popular Colombiano en los últimos años, y resulta evidente el paralelismo de nuestras luchas con las luchas emprendidas victoriosamente por el MOIR. También es notable la coincidencia de nuestra plataforma mínima de 15 puntos con las tesis revolucionarias del MOIR. Existiendo, pues, tal grado de identidad en los propósitos y hasta en las tácticas que deben emplearse en el estado actual del desarrollo de la revolución colombiana, el acuerdo era obvio, si existía por parte de nuestras organizaciones y sus cuadros de dirección un deseo sincero de unidad. Nuestra alianza demostró que ese anhelo existía, que éramos capaces de abrir el diálogo entre combatientes por un idéntico ideal, y que podíamos constituirnos en una alternativa revolucionaria para el país. Rompíamos en esta forma el tabú que parecía presidir todos los esfuerzos a favor de la unidad de la izquierda revolucionaria colombiana, y desatábamos, como lo hemos hecho, la energía y la imaginación creadora de las masas. (ovación). Por distintos caminos, con variadas experiencias, nos encontrábamos en un momento determinante y lográbamos lanzar la plataforma estratégica de la Revolución Colombiana por la vía luminosa de la Nueva Democracia en Marcha al Socialismo, vía que el Frente Popular Colombiano acoge y apoya valerosa, resuelta y lealmente. (grandes aplausos, aclamaciones).

Modestamente llegamos al análisis Marxista

Consecuentemente, paso a paso, apoyándose siempre en la práctica concreta, analizando los hechos, en derrotas y victorias, con avances y retrocesos, equivocándose muchas veces pero siempre dispuestos a retomar la línea correcta del proceso revolucionario, los cuadros dirigentes del Frente Popular Colombiano también llegamos al análisis marxista. Y llegamos modestamente, con la sencillez de combatientes y trabajadores de la revolución cuyas experiencias políticas no han sido ensayadas en los libros sino en la propia vida personal de cada uno de nosotros, (ovación). Por eso, para el FRENTE POPULAR COLOMBIANO constituye un honor revolucionario el tener como aliados a los compañeros del MOIR, cuya impresionante actividad en el campo de la defensa de los derechos de la clase obrera es un ejemplo para todos los colombianos (grandes aplausos); un honor revolucionario el luchar al lado de los compañeros de la JUVENTUD PATRIÓTICA, cuya valentía, lucidez y eficacia estremecen de temor a la oligarquía dominante (grandes aplausos); un honor revolucionario el trabajar al lado de los intelectuales revolucionarios del FIR y hombro a hombro con los artistas, en su lucha por un arte nacional, científico y de masas (grandes aplausos); un honor revolucionario el apoyar y ayudar a la construcción del Partido del Trabajo (ovación, aclamaciones).

Homenaje del FREP al MOIR

EL FRENTE POPULAR COLOMBIANO quiere, en esta oportunidad, rendir un homenaje de admiración y gratitud a todos los cuadros dirigentes y a todos los militantes del MOIR y de sus diversos frentes por el gran trabajo revolucionario que han realizado. Y quiere hacerlo simbolizándolos a todos ellos en la figura valerosa y abnegada, en la mente lúcidamente esclarecida del ejemplo combatiente revolucionario que es Francisco Mosquera (ovación).

El método dialéctico

La alianza de fuerzas del Frente Popular Colombiano y el MOIR se produce en un momento de importantes definiciones estratégicas cuando crece la lucha intransigente de las juventudes contra las corrientes oportunistas y se busca desarrollar creadoramente los principios universales del marxismo-leninismo, aplicándolos, como un método dialéctico y no como un catecismo, a los problemas reales de nuestro pueblo, en nuestras propias y nuevas condiciones históricas, en el lenguaje corriente, noble y sencillo de nuestros campesinos y obreros (grandes aplausos).

Este esfuerzo de comprensión de la realidad, esta profundización en nuestra propia línea histórica hay que enmarcarlos, naturalmente en el contexto internacional que hace del nuestro un país neocolonial, semifeudal, sometido a los dictados del imperialismo. No estamos, no podemos estar al margen de lo que ocurre en otras partes del mundo, especialmente en los países que se enfrentan al mismo reto del yugo colonial. Cada país evidentemente tiene peculiaridades distintas y en cada uno el camino revolucionario presenta diversas variaciones, pero el método, la táctica, la estrategia que surgen de aplicar el principio de apoyarse en las propias fuerzas son indispensables para toda revolución. (aplausos prolongados).

Internacionalismo proletario

“El internacionalismo proletario -como tuve el honor de ratificarlo en nombre del Frente Popular Colombiano en el homenaje que al pueblo revolucionario de Colombia se tributó en Pyongyang a finales de septiembre pasado-, el internacionalismo proletario no puede ser, sin embargo, una simple consigna. Debe ser siempre una realidad. Los pueblos de Asia, Africa y América Latina tienen un destino común: la revolución y el socialismo. Mientras el imperialismo exista siempre estarán amenazados. No puede haber islotes privilegiados. La revolución es mundial y debe defenderse solidariamente en todas las oportunidades y en todos los campos”. (grandes aplausos).

Por ello, al iniciarse este Primer Encuentro del Frente Popular-MOIR, estoy seguro de interpretar la voluntad de todos ustedes, compañeros revolucionarios, al rendir un homenaje fraternal a los pueblos de Asia, Africa y América Latina que lucha por liberarse de la opresión; al gran pueblo chino y a su máximo líder, Mao Tsetung (ovación), reconocido hoy mundialmente como un gigantesco estadista y ante quien, siguiendo el razonamiento del mariscal Kim II Sung, tuvo que doblegar su cabeza el imperialismo y aceptar que éste sí era, ante la fuerza indomable de los pueblos, un tigre de papel (ovación); a los pueblos heroicos de la República Popular y Democrática de Corea y del Vietnam (ovación), quienes también demostraron en el campo de batalla la vulnerabilidad de todos los imperialismos y agudizaron así la crisis general del sistema capitalista; a nuestros hermanos de Cuba (ovación), que todos los días se enfrentan valerosa y conscientemente a la agresión, defendiendo el derecho a la autodeterminación y a la soberanía de todos los pueblos latinoamericanos.

En esta lucha por la liberación y la independencia nacional, deben, pues, enmarcarse todos nuestros esfuerzos.

La influencia imperialista en Colombia

Una simple hojeada al crítico panorama nacional revela con toda claridad la magnitud de nuestra creciente dependencia del imperialismo. Todos los sectores fundamentales de nuestra economía están dominados por la influencia imperialista, directamente o al través de sus agentes antinacionales. El petróleo, la siderúrgica, la energía eléctrica, la petroquímica, el carbón, las carreteras y el transporte, o están dominados totalmente por el extranjero o sufren su perniciosa influencia al través de los empréstitos usuarios que condicionan todo el desarrollo de su explotación. Por otra parte, el comercio exterior y la industria manufacturera, paulatinamente pero sin pausa, son desnacionalizadas y entregadas a empresas monopolísticas supranacionales. Y los mismo ocurre en el campo, donde toda la agricultura mecanizada depende en grado cada año mayor de empresas norteamericanas.

Para justificar la entrega de nuestra soberanía y la firma de empréstitos como el de mil millones de dólares que acaba de aprobarse, se afirma en los medios antinacionales que Colombia es un país pobre. Pero la pobreza de esta argumentación económica la refuta cualquiera que conozca a nuestra patria: este es un país, por el contrario, muy rico, con extraordinarias posibilidades de desarrollo, pero es al mismo tiempo un país pésimamente manejado por una burocracia bullanguera e ineficaz, cuyos ires y venires no logran sino crear confusión, inmovilismo y todas las condiciones para que la improductividad se convierta en la regla general y característica del Estado.

El Gobierno concreta en los hechos la filosofía del estancamiento económico: por eso sostiene el control de la natalidad; por eso endeuda al país innecesariamente; por eso dificulta el proceso necesario de la industrialización nacional.

El problema de la natalidad no tiene solución con medidas coercitivas. Su solución es el desarrollo económico dentro de un proceso de nueva democracia en marcha al socialismo. No es cierto que el desarrollo esté ligado al control de la natalidad. El expresidente Lleras Camargo ha querido encontrar en el control un sustituto del desarrollo. Y esto no puede ser. Se ha dicho, en fórmula memorable, que la píldora anticonceptiva quiere asumir en nuestros países las funciones de las fábricas, las electrificadoras y las carreteras. Es lógico que la industrialización nacional sea amenazada por los grandes intereses extranjeros en los países subdesarrollados. Por eso la fórmula de esos intereses es la de impedir el desarrollo de industrias nacionales básicas. Y esta es una fórmula antinacional, ficticia, mentirosa, que se adoba con la ayuda social y con una política de exclusivo incremento agrícola y de producción también exclusiva de materias primas. Es en el fondo, la política, la filosofía de la distribución internacional del trabajo, que han intentado imponer tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética, a través de sus agentes en todo el mundo subdesarrollado. Que los pueblos controlen su natalidad y que se consagren a la labor pastoril de producir sus propios alimentos y las materias primas que necesitan los países industrializados. Por fortuna, esa filosofía ya está fracasando. Le fracasó a la Unión Soviética en Europa. Y le ha fracasado a Estados Unidos en Asia. Las últimas esperanzas de que esa filosofía política pueda aplicarse en alguna parte las tienen los grandes monopolios internacionales en América Latina (aplausos).

La ANAPO oposición institucionalizada

Problemas tan graves y evidentes como los que señalamos no obtienen, sin embargo, atención alguna de los grupos políticos tradicionales y menos aún del llamado tercer partido. Los primeros, que representan legítimamente el interés imperialista, se embarcan en discusiones bizantinas sobre temas menores, mientras sus filósofos, como el doctor López Michelsen, creen solucionar la crisis marcando la Constitución Capitalista con el folclórico sello de una “política de ingresos y salarios”, herencia de un pasado de seis años de frustraciones. El segundo, la Alianza Nacional Popular, no vacila a su vez, en canjear su visto bueno al paso del monstruoso endeudamiento externo por la retirada del proyecto gubernamental sobre reforma del código municipal que impediría a sus ediles mantener la zozobra, el caos y la anarquía, a nombre de la democracia, en los Consejos Municipales que controla. Y se postula, así, como candidato a seguir representando, eficazmente, los peores intereses de la reacción imperialista.

La ANAPO asistiendo a la comisión electoral propiciada por el Gobierno, la ANAPO facilitando el endeudamiento externo, la ANAPO comprometida en la conferencia privada del canciller Vásquez Carrizosa sobre el problema con Venezuela, la ANAPO aceptando en la Comisión de Relaciones Exteriores nuevas vinculaciones de Colombia con el BID, ha confirmado durante el último año su papel de oposición de bolsillo que denunciará el Frente Popular Colombiano durante el debate realizado por su representante el 4 de septiembre de 1970 en la Cámara y en presencia del entonces ministro de Gobierno Joaquín Vallejo Arbelaez, con palabras que me permito recordar; “El Comando Nacional de la ANAPO decía está simplemente actuando el rol de oposición institucionalizada. Usted, como profesor de filosofía, bien lo sabe. El ejercicio del juego político supone diversos actores que protagonizan diferentes roles dentro de una obra dramática. En Colombia, el papel de la oposición anapista ya se institucionalizó, señor Ministro, y lo están haciendo coordinadamente, lo están haciendo bien, están funcionando tranquilamente con el gobierno. Dicen lo que hay que decir en el momento necesario; usted contesta lo que tiene que contestar; y todos tan contentos. Por eso yo, aquí, solo, en mi nombre y como representante de la Nación, quiero denunciar ante Colombia ese papel de actor de la oposición anapista. Denunciar la verdad sobre ese papel y decirle a la República que muy pronto, por toda la Nación circularán las gentes jóvenes que quieren un Frente Popular, una renovación de las ideas políticas en Colombia” (ovación, aclamaciones).

Una sólida organización de partido

Ese Frente ya está creado dos años después, mientras se ha producido un corte en el circuito entre la masa y la dirección de la ANAPO; hoy la masa anapista se siente defraudada, y no está dispuesta a dejarse mandar por jefes que fueron incapaces de dirigirla en el momento crítico. Aquella fue otra frustración de muchas gentes de buena fe, y la lección que puede sacarse de ella es que los caudillos por sí solos no valen nada si tras ellos no hay una sólida organización política democrática, o sea un partido en el cual los jefes puedan ser sustituidos cuando fracasen o no actúen como es necesario. (ovación).

Sólo una sólida organización de partido (ovación) podrá reparar la crisis de confianza producida en amplios sectores de las masas por aquellas frustraciones. Y esa organización es cada día más necesaria, pues cada día se juega con mayor irresponsabilidad desde las altas esferas del Gobierno y de la oposición institucionalizada de la ANAPO, con la suerte del país, incluso con el futuro de la propia soberanía.

Una nueva generación contra el oportunismo

El desastre común es suficientemente conocido; el alza crónica del costo de la vida, el desempleo creciente, la demagogia gubernamental, el despilfarro permanente de los recursos del Estado, la total carencia de imaginación de la casta dirigente para buscar soluciones a los problemas básicos de la comunidad, la desvalorización progresiva de la moneda, las emisiones secretas e incontroladas que confiscan en la realidad los ahorros nacionales, las promesas incumplidas, el fracaso de las anunciadas reformas agraria y universitaria, el desenfrenado sectarismo de los funcionarios oficiales, la restricción permanente de la precaria e injusta legalidad; la corrupción y el soborno como forma predominante de la acción oficial; el paralelismo de una miseria infrahumana para la gran mayoría y de una riqueza ostentosa para la minoría. Contra este sombrío panorama, al que se agrega la anarquía y el aventurerismo de algunos sectores desorientados, más el oportunismo y la violencia de las camarillas que ya se saben condenados por la historia, insurge una nueva generación, una nueva concepción de la política, una nueva fuerza organizada, capaces, estamos seguros, de crear una nueva alternativa histórica (grandes aplausos).

Esta es nuestra responsabilidad, la de todos ustedes, compañeros revolucionarios. Son ustedes los que tienen la clave del porvenir en sus manos.

La organización del Frente Popular Colombiano, las victoriosas batallas dadas por el MOIR, la JUPA, el FIR y el Frente Cultural, indican claramente que el camino está ya trazado.

Nuestra presencia activa en el frente contra el caos ideológico, la anarquía política, el aventurerismo, la demagogia y la dictadura disfrazada, traslada a la realidad política de una revolución de nueva democracia, el entendimiento profundo que ya existe en la hondura del alma popular (grandes aplausos).

Nadie detendrá el impulso popular

Este impulso popular no podrá ya ser detenido. El régimen pretende legalizar la injusticia, perseguir y destruir a la vanguardia que busca la construcción de una sociedad nueva derribando el sistema capitalista y sentando las bases del futuro socialista, pero cuando el pueblo, sus obreros, sus campesinos, sus estudiantes, sus intelectuales revolucionarios, sus grupos políticos de vanguardia, desenmascaran a la reacción, encuéntrese donde se encuentre, y se levantan contra la injusticia, es en ese momento cuando nadie puede ya detener el impulso popular en defensa de sus derechos y en la lucha contra la opresión (grandes aplausos).

Ante esta decisión popular de lucha y de victoria, el Sistema institucionaliza la violencia. Como tuve ocasión de decirlo ante la Cámara plena “los honorables representantes de la reacción se quejan mucho de la violencia de algunos guerrilleros o de la que algunos estudiantes emplean en determinadas circunstancias, pero son ustedes los que institucionalizaron la violencia y no tienen porqué quejarse ahora. Son ustedes, honorables representantes de la reacción, los que fusilaron a Larrota, los que fusilaron a los muchachos que murieron en Jamundí, son ustedes los que fusilaron a Federico Arango, son ustedes los que fusilaron a Camilo Torres, son ustedes los que fusilaron a Carvalho y esos nombres quedan en la historia de Colombia, en esa otra historia, hoy silenciada y oscura, en esa historia que ustedes no conocen porque no ven sino el lugar común de los uniformes y de las espadas, mientras nosotros veneramos el corazón de los muertos, de los héroes auténticos cuya memoria está librando la batalla definitiva con los vivos, con los jóvenes estudiantes de hoy, para cambiar la faz de nuestra América” (ovación, aclamaciones prolongadas).

A la violencia reaccionaria responderemos con la violencia revolucionaria

Pero ahora, la violencia reaccionaria ya puede ser detenida. Provenga del sistema o de la camarilla fascista que dirige a la ANAPO, el FRENTE POPULAR-MOIR responderá a la violencia reaccionaria con la violencia revolucionaria del pueblo organizado (ovación). En todos los niveles, medida por medida, como respondimos en Cali a la provocación anapista y policial (ovación), como contestamos en el Concejo de Bogotá (ovación), a los intentos de agresión y chantaje, así seguiremos repeliendo toda agresión contra nuestros militantes o nuestros cuadros dirigentes (grandes aplausos).

El estado mayor de la Revolución Colombiana está integrado por ustedes, por estos millares de cuadros dirigentes que haciendo un esfuerzo ejemplar han venido de todos los rincones del país, para decir que están listos a iniciar una nueva etapa en la lucha por una Nueva Colombia. Ustedes, compañeros, constituyen la más pura esperanza de la Revolución. Estoy convencido de que este encuentro marcará el comienzo de una época en el proceso revolucionario de nuestra Patria.

Consignas de la nueva Colombia

Los invito, en consecuencia, a que levantemos nuestros brazos, con estos puños cerrados, en testimonio de eterna amistad revolucionaria y a que me acompañen en las consignas que hoy estremecen a la nueva Colombia que nace:

Viva la causa revolucionaria antiimperialista de la clase obrera internacional!

¡ADELANTE con el FRENTE POPULAR de campesinos, obreros, empleados y estudiantes!

¡ADELANTE con el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, MOIR!

¡ADELANTE con la Juventud Patriótica!

¡ADELANTE con el Frente de Intelectuales Revolucionarios!

¡ADELANTE con el Frente de los trabajadores del arte!

¡ADELANTE con el FRENTE POPULAR-MOIR!

¡ADELANTE con el Partido del Trabajo!

¡ADELANTE con el Frente Único antiimperialista!

(ovación, prolongados aplausos).

 
 
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